Monseñor Paul Oporta: “Vivimos tiempos de pestilencia y contagio”.

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Radio Centro 870AM.
Monseñor Paul Antonio Oporta Rodríguez, administrador de la Diócesis de Juigalpa, destacó el amor expresado de los nicaragüenses a la Virgen María, e incluso, en Juigalpa antes de ser Prelatura y Diócesis, fue una de las primeras iglesias que la tomó como patrona y en cada celebración su devoción queda patentizada por los creyentes.

Oporta Rodríguez, presidió la solemnidad de la Asunción de la Virgen María acompañado por el clero de la Diócesis y recordó, que 30 años después de declarar su dogma por el Papa Pio XII, la reina del cielo se le manifestó al vidente Bernardo Martínez, pero el 15 de abril de 1980 hubo una señal de lo que iba a ocurrir el 8 de mayo, se le iluminó una imagen de nuestra madre santísima.

El dogma fue aprobado en 1950 y es una creencia, de acuerdo a la doctrina universal de la Iglesia desde los primeros siglos hasta nuestros días. El elemento esencial nos enseña que la Virgen María, al término de su vida en este mundo fué llevada al cielo en cuerpo y alma.

“A (70 años), como también lo decíamos en el 40 aniversario de la manifestación de la Virgen de Cuapa, que el dogma de la Asunción de María es una enseñanza vigente y actual en nuestros días. Los conmemoramos y los rememoramos con esta solemne (eucaristía) y esta liturgia de la palabra que inició con el novenario el 6 de agosto”, dijo monseñor Paul Antonio.

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“Nuestra madre (santísima) nos sabe acompañar en todo, pero especialmente en tiempos de angustias, cuando corremos peligro como en estos tiempos de pandemia, pues ella (la Virgen María) nunca nos abandona. En los tiempos difíciles ella sabe siempre estar ahí”, expresó el administrador de la Diócesis de Juigalpa.

Mencionó monseñor Paul Antonio Oporta Rodríguez, que durante el novenario oraron por esta crisis sanitaria que ha hecho de estos meses un tiempo de pestilencia y contagio, quedando al descubierto nuestra fragilidad humana, de igual manera, lo hacen por los fallecidos y los enfermos de Covid-19, por las familias angustiadas, por los que han experimentado la muerte y enfermedad en carne propia.

Lamentó el administrador de la Diócesis de Juigalpa, que los nicaragüenses no contamos con pruebas para diagnosticar el Covid-19, ni tenemos la mejor atención sanitaria. Las autoridades han manejado información errónea y han minimizado los riesgos, además, se promueven actividades con aglomeración de gente.

En ese sentido, monseñor Paul Antonio elogió a un alto sector de la población sabia, consiente, sensible y muy sensatamente se cuidó, contribuyó en la protección de sus semejantes y a las personas que uno quiere. Asimismo, muchos siguen confinados y exhortó a la feligresía a agradecerle a Dios por los pacientes que lograron recuperarse del coronavirus.

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