Jóvenes católicos participarán en cuerpo y alma en las actividades de cuaresma.

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Por Mayra Mercedes Suárez.
Juigalpa-Chontales.
El mundo ha evolucionado y algunos cambios son positivos mientras otros negativos, lamentablemente autoridades institucionales, religiosas o dirigentes sociales concuerdan que son los jóvenes los más afectados, este sector atraviesa por una especie de espejismo que al parecer los coloca a la merced de varios riesgos.

El año pasado el tema se abordó con Héctor Miranda, asesor de la Pastoral Juvenil Franciscana y docente, pero el problema es latente y afirma que vale la pena retomarlo a las puertas de iniciar una nueva etapa litúrgica en la iglesia: La Cuaresma, una etapa de transformación y autoanálisis.

“Esta situación no se está dando por falta de interés de parte de los pastores religiosos, el sector es apático a la iglesia (a nivel mundial), lo curioso es que también son indiferentes a temas como la educación, familia y buenas relaciones. Seguimos orando salgan buenas ideas, luces para poder guiar a nuestros jóvenes”, comentó Miranda.

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Continúa diciendo, que desde su experiencia, ha detectado que los chavalos carecen de alguien “que los asesore, que les genere confianza, un espacio en el que sean escuchados sin ser juzgados, no para evitar que tropiecen, sino ayudarlos a levantarse”. A falta de esa figura, cada día más se auto aíslan en un mundo virtual, de fantasías y apariencias.

Ante esta triste realidad, Héctor propone adquirir nuevas posturas pastorales, sobre todo los líderes religiosos o laicos comprometidos, “pues urge atender a los jóvenes cada quien en su realidad, ya que se comete el error de verlos como una sola masa, creer que todos se comportan igual, no es así, en este tiempo los retiros serían una buena opción”, insistió.

Las secuelas de la superficialidad de la que habla Miranda, se muestran también en los centros de estudios, donde el rendimiento académico y el interés por los estudios, resaltó el año pasado.